martes, 3 de julio de 2012

Inseguridad, marginación, pobreza (I)

Es muy fácil la invitación a caer en la opinión generalizada y frecuente: las encuestas lo muestran a diario. La gente está preocupada por el alto nivel de inseguridad que nos encontramos atravesando. Todo lo cual viene abonado por una cantidad increíble de horas de encendido con personas teniendo que llenar tiempo en las pantallas. Así periodistas, paneles de abogados, expertos en seguridad y demás colaboradores, terminan por dejar instalados hechos violentos multiplicados por miles. Mientras repiten una y otra vez, el mismo suceso, con unas imágenes que abundan en el horror de la violencia explícita. Se suscita entonces una nueva versión de la intolerancia, basada en el crimen, en la violencia. Se acusa al estado, a las leyes a los jueces. De pronto por algunos instantes se hace contacto con la cuestión menos espectacular y mucho menos jugosa de los elementos que condicionan a crisis actual. Pero claro, quien pondría a trabajar sobre esos temas aburridos, para la dinámica televisiva y radial, que como un torbellino arrasador, nos pone sobre el único tema disponible es la violencia, lo explícito, lo exacerbado y repetido.


Como poco les representa esto, algunos creativos de la pantalla van por más y nos muestras en vivo y en directo el backstage de lo peor, de lo sumergido en un remixado de jóvenes quemados por la droga, explicando como realizan sus fechorías y sus motores y una suerte de mirada compasiva sobre una marginalidad a la que se le da un tratamiento “progre”, porque de otra manera no se explica esa exhibición obscena. Es obvio que la culpa no es de los medios, ya que comienza a quedar claro que esas cosas están pasando. Son verdaderas, son ciertas y las personas que atraviesan las situaciones son de carne y huesos. Vecinos, parientes, amigos y de manera frecuente se encuentran de repente conversado un suceso violento con una proximidad antes vista en relatos, de relatos, de cuentos de terceros. 

Pero como el tiempo es tirano y conversar eso en televisión casi imposible, sobre los finales y casi como un slogan que la marginalidad, la exclusión la precarización son los responsables de tal flagelo y como corresponde se menciona un estado ausente, y unos funcionarios irresponsables e inoperantes que o no hacen su trabajo, o lo hacen mal. (continúa)

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