martes, 20 de noviembre de 2012

Palabras


Hay palabras viejas. Hay palabras envejecidas. Hay palabras desteñidas, palabras impropias. Después están las otras, las modernas, las dichas a velocidad, las que esconden el imperio del sin tiempo.
Hubo un tiempo de palabras valiosas. Escritas para dar testimonios a otros.
Hay obras de arte completamente hechas de palabras y hay algunas obras penosamente célebres en la boca de ciertos personajes.
Hay palabras para todo y para cada cosa. Hay palabras para las ocasiones, de las ocasiones.
Hay palabras sagradas. Hay palabras para los paganos.
Hay palabras suaves, dichas en susurros. Hay palabras del amor, del sueño, y palabras de la tristeza y la melancolía.
Hay palabras que abren caminos y palabras que son muros. Espantosas las hay. Aquellas de lo oscuro, la muerte y la injusticia.
Hay palabras de Vida, de libertad, de ampliar, de multiplicar.
Hay palabras de repetir, de insistir, de copiar.
Hay palabras que valen mucho y otras que no valen nada.
Hay palabras escritas, dichas, pensadas, inmortalizadas.
Hay palabras golpeadas contra el piso y hechas trizas. Palabras que no salieron jamás de la boca, palabras hay también, que jamás conocieron papel ni oído.
Hay palabras para dormir, para despertar, para caminar, para correr.
Hay palabras comidas y otras carcomidas.
Hay palabras blandas, suaves, duras o rígidas. Hay palabras livianas. Hay palabras desnudas. Hay palabras ampulosas. Hay palabras bellas y otras feas y malolientes. Hay palabras contentas y enojadas. Hay palabras que sanan, otras que hieren. Hay palabras con puntas, agudas frías. Hay palabras secretas. Otras que esconden. Hay palabras mímicas, pose, mueca.
Hay sinceras, honestas, profundas. Hay palabras que flotan y otras que se hunden y nos hunden con ellas.
Hay palabras nosotros. Hay palabras mío; hay palabras nuestro. Hay palabras muchos, pocos, nadie.
Hay palabras amor, te quiero, vida. Hay palabras violencia, te odio, muerte.
Por fin están las palabras por venir.
Aquellas que no he nombrado y quieren decir, que aún espero.
Aquellas que devuelvan las palabras antiguas.
Que las pulan, les devuelvan el brillo.
Aquellas del porvenir, de lo noble, lo humano.
Las palabras del mundo, del todos, del bien.
Las palabras del amor de los amantes.
La palabra de la pasión, la inspiración, el cielo.
Palabras de fuego, de calor, de sueños anhelados.
Palabras de hombre justo, libre, sano.
Esas palabras forjadas en las almas, que una vez
iluminaron caminos.
Esas palabras, marcas a seguir en el devenir de la vida,
arcilladas de alma y olvidadas.
Esas palabras se encuentran hoy ausentes...

 

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