Y entonces estamos otra vez en el
debate. Los jóvenes tienen que votar a a parir de los 16 años?
Lo primero que no viene a la
cabeza, es que siendo jóvenes e inexpertos, parece en primera instancia que no.
Es en el año 1949, que Evita
comienza una cruzada para lograr el voto femenino.
No hace tanto. Lo logra y es a
partir de 1951 que las mujeres comienzan a tener la oportunidad de formar parte
de las acciones más importantes de la democracia, después de la separación de
poderes.
Los tiempos han cambiado.
Ahora ser joven, implica un
estado de madurez distinta. La verdad, a
mi me suena que la edad no puede ser un obstáculo, para ejercer con moderación
la participación democrática de los más jóvenes.
Según a última reforma
referida a la mayoría de edad de los
jóvenes, los mismos alcanzan la mayoría
de edad a los dieciocho. Por qué entonces no pueden ejercer el sufragio a los
16 años. Con la incorporación de la plenitud de derechos, como es posible que
no puedan participar activamente en las elecciones. Dentro nuestro se presentan
mociones de dejar quieto el statu quo actual. Estos detenimientos respecto de
que las cosas no cambien, se dan de patadas, con una madurez alcanzadas por
ciertos jóvenes a los que les interesa la vida política y vienen participando activamente
en una suerte de apertura política cercenada desde los establecimientos más
conservadores.
Se los valora como jóvenes imberbes,
incapaces de comprometerse con la actividad política y se les adjudica un
título de idiotas. Sin embargo esos jóvenes nos enseñan a todos el compromiso,
la potencia y la capacidad de generar cambios, con una participación activa de
sangre potente y esperanzada.
No pasa por la objeción, ni por las prácticas
conservadoras que enarbolando razones de índole madurativas se oponen al pleno
ejercicio y participación de los jóvenes, cuando los mismos muestran un
compromiso con la política diferente en todo sentido al sentido conocido.
Son atrevidos. Rechazan las
dictaduras de unos adultos que quieren hacer de ellos unos tontos que no saben
lo que hacen, pero manifiestan propósitos políticos.
Estos son así ya que forman
partes de ong que no fueron sustraídas por la política he imprimen una nueva
modalidad de interpretar la realidad y la prepotencia de querer que todo
cambie.
Asisten estos jóvenes de manera
diferente a lo que estábamos acostumbrados y nos enseñan como lo posible, es
más alentador que lo imposible, dado por un estatu quo al servicio de unos
planes conservadores.
Me pregunto a que se enfrento
evita cuando puso sobre el tapete el voto femenino.
Me cuesta creer que no sea del
mismo tipo.
No. No creo en la edad. Tiene un
razonamiento joven, que a lo mejor ayuda a no entrar en el discurso de adultos,
al momento de plantear los cambios que sin su energía serían imposibles.
Como siempre las sociedades
reaccionan, tratando de borrar, de suprimir lo que ellos con su joven desfachatez
nos hacen posible, con la sola voluntad de un corazón no contaminado.
Es fácil, la edad no es argumento
y la cuestión cronológica no puede se tenida como parámetro.
Ellos forman parte de ong que curiosamente
intentan pequeños, logros que en manos de políticos profesionales son
complejos. Quieren participar, involucrarse, pelear por unas ideas y participar
activamente.
Esto sólo puede molestar a unos
pocos: los que queremos que nada cambie. No sea cosa que nos jóvenes impertinentes,
formen ahora parte del debate.
Una pena.
Una verdadera pena.
Los jóvenes cuestionan con una
lucidez implacable. Tienen una ingenuidad que se da de patadas con la rosca de
la política y son desfachatados he irrespetuosos de todo cuando se ha planteado
como la carrera política lógica.
El desafío de la democracia es
incorporarlos. No tenerlos a raya.
Para lo cual, hay que aceptar que
ideas tienen y que en todo caso seguramente estén dispuestos a discutir. Estas
discusiones irritan a los adultos, más acostumbrados a darles órdenes, a
disciplinarlos. A hacerlos formar parte de un todo conflictivo propio de la
adolescencia.
Han irritado tanto el avispero,
que resulta obvio que tienen razón. Una cosa más. Si el temor es que sean
abducidos por fuerzas maléficas que quieren lucrar de ellos, sería bueno, que
todos los que participan en política los alojen. y no que los traten como
idiotas
En todo caso, que pudieran votar,
es legitimarlos como participes activos de la democracia.
Sus planteos sencillos son una
agresión a las perplejidades de los señores mayores de la política, que deben
realizar enormes esfuerzos para obtener un lugar.
Sangre joven. Sangre fresca, sangre
renovada. ¿En qué puede hacerle mal a la política?
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